
Aquel
costumbrismo polkiano que bien supo generar Adrián Suar con productos como
Campeones, volvió a la televisión de la mano de Mis amigos de siempre, el nuevo
cañón con el que El Trece apunta a construir el liderazgo en 2014.
El paralelismo de
la historia con Luna de Avellaneda, el film de Juan José Campanella, es
inevitable: la ficción contó el reencuentro de un grupo de viejos amigos con el
objetivo de salvar la quiebra de un viejo club de barrio. Y allí estuvieron
todos, en una fiesta para recaudar fondos donde fueron saltando viejos
rencores, los conflictos personales de cada uno, viejos (y nuevos) amores y una
pregunta que sobrevoló: ¿se puede ser amigos después de 20 años sin verse?
¿Cómo se reconstruyen y en qué derivan esas relaciones? Interrogantes que, con
otra mística, también estaban presentes en Graduados.
Ni bien comenzó
el capítulo, se presentaron los personajes de modo dinámico. La mayoría de
ellos aún no delinean fuertes características y algunos, incluso, se ven
lavados por la relación con lo real, como ver a Calu Rivero haciendo de DJ o a
Nicolás Cabré de introvertido, lejísimos de aquella faceta humorística-ridícula
que ha sabido explorar, aún con todas las críticas.
El fútbol, el
barrio, los códigos, las relaciones cotidianas interpersonales, frases como
“hemos salido de cosas peores” y también, claro, la dupla Soledad Silveyra y
Osvaldo Laport, que viene de Campeones, son parte de aquel costumbrismo que la
productora recupera.
En este sentido,
la estética, la fotografía, las locaciones, los guiones -a cargo de Jorge
Maestro y Claudio Lacelli- y los tiempos narrativos, nada tienen que ver con la
impronta de Farsantes y de Solamente vos, las otras dos tiras de Pol-ka que
continúan al aire. “Si meto el gol, estás con nosotros. Si le erro, no te rompo
más las pelotas”, le dijo el personaje de Gonzalo Heredia a Cabré, en una
escena de tinte melancólico junto a Nico Vázquez (ver segundo video).
En su arranque,
la ficción fue capturando audiencia hasta llegar a los 18.3 pasadas las 23
horas, con la mencionada escena del gol.
Adelantándose a
la competencia del año que viene, Mis amigos de siempre pisó fuerte en la
pantalla de El Trece. Y aunque no tuvo grandes escenas y no mostró sorpresas en
la historia, es una apuesta a lo ya conocido y aceptado -al menos- en algún
momento. Habrá que ver cómo sigue en tiempos donde el gusto del público y el
zapping fluctúan a tiempos acelerados.
Ciudad
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