Pleno, relajado y
algo emocionado. Así se muestra por estos días Nicolás Cabré. Motivos no le
faltan: disfruta el día a día con Rufina, la hija que tuvo con China Suárez
hace un mes y medio; estrena la próxima semana Sólo para dos, película del
director español Roberto Santiago, que protagoniza junto a Martina Gusmán y
Santiago Millán; y se prepara para comenzar a grabar en noviembre la nueva tira
de Pol-ka, Mis amigos de siempre, en la que trabajará junto a Gonzalo Heredia,
Juana Viale y Calu Rivero, entre otros. Sobre este presente que lo tiene
encantado habló Cabré con Personajes.tv.
-¿Cómo vivís tu
nuevo rol de padre?
-Rufina me tiene
muerto de amor. Ella es lo más maravilloso. Todo cambió. Cuando uno deja de
mirarse el ombligo, se da cuenta que la prioridad es otra y las cosas se
empiezan a ver desde otro lugar. Todo eso que antes tenía que "ser
ya" pasa a un tercer u octavo lugar. Y no se trata sólo del hecho de ser
padre, sino de que mis viejos sean abuelos, mis hermanos sean tíos, mi novia
sea madre. Es algo nuevo que voy descubriendo todos los días. Voy entendiendo
por qué llora, qué necesita, de qué se ríe.
-El próximo 12 de
septiembre, llega a la pantalla grande Sólo para dos , ¿qué pensás que puede
enganchar a la gente de este film?
-La película
plantea una mirada interesante sobre las relaciones de pareja. Si bien a todos
los personajes les pasa más o menos lo mismo, se cuenta cómo vive cada uno su
desesperanza, cómo le transmiten sus miedos al otro, cómo buscan ese no sé qué.
Es una comedia que te puede hacer reír y también pensar.
-¿Se pretende
cuestionar la idealización del amor?
-No es una
comedia romántica. No todos los finales son felices. Y, aún así, ese puede
llegar a ser el final más feliz para esa relación en particular. Es muy
interesante porque se descontextualiza lo clásico. Cada espectador decidirá si
se trata de un desenlace feliz o no.
-¿Qué opinás
sobre el cine nacional?
-Falta apoyo,
falta industria. Sin embargo, lo que se logra es maravilloso. Me enoja cuando
se habla como si todas las películas fuesen lo mismo, cuando se compara
cualquier cosa. Por ejemplo, cuando se hace una película de acción, para la que
hay que romperse el alma durante años para conseguir el crédito, trabajar
muchísimo para que las cosas salgan bien y después se la compara con Arma
mortal. No se sabe valorar. Tampoco considero un halago cuando desde la crítica
dicen "parece de Hollywood".
¿Qué películas
argentinas te gustaron últimamente?
-Que existan las
películas que hace Ricardo [Darín], la última de Guillermo [Francella], Corazón
de León, o Metegol [de Juan José Campanella] es maravilloso, porque implican un
esfuerzo muy grande. El argentino tiene que descubrir todo lo que se hace en el
cine nacional y apoyarlo más para que crezca. De esa misma manera, se
menosprecia a la televisión. Yo que trabajo desde los 10 años en esto y puedo
ver el trabajo que se realiza, creo que es espectacular lo que se hace en el
tiempo en que hay que hacerlo y con la calidad que se logra. Pero esto no pasa
sólo acá, en España también se menosprecia la producción propia. Me gustaría
darle a un director de Hollywood un millón de dólares y ver si hace una
película como las que se realizan acá.
-¿Qué tiene que
tener una propuesta laboral para que la aceptes?
-No hay una
receta a seguir. No podría decirte que un proyecto tiene que tener tal y tal
característica. A veces las cosas te sorprenden y es esa sorpresa la que
inclina la balanza. Eso es el 70%.
-Tu personaje
Mitch parece tener algunos rasgos del Pablo Marquesi de Son amores, ¿seguís
apostando una misma fórmula para la comedia?
-No siempre lo
que fue gol en el 2001, puede volver a funcionar. Hay cosas que se dan de
casualidad. Hay que estar atento a lo que pasa naturalmente. No siempre podés
improvisar. Roberto [Santiago] tenía muy claro lo que quería y no te ibas hasta
que no salía como él te pedía. Podías repetir una escena un millón de veces. En
Pol-ka, sí existe la posibilidad de decir "hagamos esto". Y así es
como se desvirtúan las cosas. Por eso, no hay un método y la devolución de la
gente no siempre es "me hacés reír".
-¿Qué te dice la
gente en la calle?
-En general, la
gente es muy cariñosa. Creo que tengo la suerte de abarcar varias generaciones,
desde los nenes que me conocen por Los únicos hasta los más grandes que me
vieron en ¡Atraco! No hay algo específico que me digan, depende del momento del
país. Pero uno sabe que está acompañando al espectador, está comiendo a las 21
con el tipo que laburó todo el día y quiere ver algo que lo haga reír. Y que
también está el que dice "sacá a este tarado que no lo aguanto más".
Fuente: La Nación
0 comments:
Publicar un comentario