sábado, 31 de agosto de 2013

Florencia Bertotti habla sobre su nueva etapa como empresaria

BY Unknown IN , Comentarios


Cuando camina por la calle y la reconocen, se encoge de hombros y sonríe. Pero confiesa que siente vergüenza, que prefiere no llamar la atención. Para conversar con ¡Hola!, Florencia Bertotti elige un bar solitario, en las Lomas de San Isidro. "Me siento incómoda si la gente escucha que me hacen una entrevista. Van a preguntarse: ‘¿Quién se cree que es?’. Y no quiero sentirme enorme", asegura. Atrás quedaron los días exitosos de Floricienta, de ídola de tantos teens, de la vorágine de horas de grabación y ensayos. A los 30, dejó en pausa la actuación y se mudó del centro a San Isidro. Acompañada por el amor de su vida, Federico Amador (37), con quien convive desde hace tres años y medio, disfruta de criar a Romeo (5), el hijo que tuvo con Guido Kaczka (35), y encara Pancha Buenos Aires, moda para chicos.

–¿Cómo fue el cambio a empresaria creativa?
–Toda una decisión. El primer año de vida de Romeo trabajé demasiado. Protagonizaba Niní, la producía, escribía las letras de las canciones, estaba metida en el vestuario... Era demasiado trabajo. No encontraba un término medio para disfrutar de mi hijo y del trabajo. Sentía miedo de abandonar la actuación, por temor de no encontrar otra cosa que me gustara. Pero hay que correr los riesgos, más cuando tenés 30 años.

–Entonces surgió Pancha...
–Siempre me gustó la ropa, me encanta vestir cancheros a los chicos. Cuando fui mamá empecé a descubrir esa pasión. Mi primera línea fue de pijamas, me mandé macanas, pero aprendí mucho.

–¿Ahora te ayuda alguien?
–Mi suegra, Mercedes, que tiene una fábrica de zapatos hace más de quince años, que se llama Meche. Ella me guía. Yo soy muy expeditiva y empujo las cosas hasta el final. Empecé de cero, armé el logo, busqué un local cerca de casa y hace tres meses lo inauguramos.

–¿Extrañás la televisión?
–A veces miro escenas increíbles y me da nostalgia. Estoy en un recreo de la actuación, pero no en el retiro. Puse la cabeza en otro lado, quiero pasar más tiempo en mi casa, con mi hijo y dedicarme más a la familia. Creo que hay que ser auténtico con lo que uno quiere.

–¿Tiene que ver con la llegada de los 30?
–Cuando faltaba poco para cumplir años me paralicé, no lo puedo negar. Me impresionaba la cifra. Pero también sé que simboliza un montón de experiencias vividas y no tuve crisis. Romeo también me ayuda, me inyecta energía.

–¿Sos una madre moderna?
–Fui madre a los 25 y lo hijos te cambian tengas la madurez que tengas. Modifican tus prioridades, te ponen en otro eje. Romeo me dio vuelta como una media.

–¿Cómo se llevan Romeo y Federico, tu novio?
–Muy bien. Conviven, se quieren y se tienen en cuenta. Romeo le dice "Toto" a Federico y lo quiere mucho, lo admira. Es lo mismo que me pasa con Vito y Ciro, los hijos de Fede. Tenemos códigos entre la familia, actividades que nos divierten a todos. Disfrutamos del tiempo que estamos los cinco juntos.

–¿Cuánto hace que viven juntos?
–Tres años y medio. Y ya estamos ensamblados. Con Fede logré armar la familia que siempre soñé. El acomodamiento llevó su tiempo, porque cada uno tuvo que encontrar su lugar, pero los chicos, en ese sentido, son plásticos, auténticos y te van guiando.

–¿Piensan en tener un hijo?
–Sí, nos encantaría. Con Fede decimos que si tenemos un varón podemos armar un equipo de fútbol. Un varón más para mí sería un placer, principalmente, porque las madres somos las novias eternas.

-¿Y qué tal es la convivencia de Romeo con Vito y Ciro, los hijos de Federico?
–Fede dice que son una bandita. Para mí son tres terribles. Imaginate, tienen 6, 5 y 3, todos varones, descontrolan la casa cuando están juntos. Pero es un enorme placer.

–¿Cuánto creés que tuvo que ver Federico en tu nuevo proyecto?
–Fue el primero que me alentó en mi nuevo desafío. El es mucho más tranquilo que yo, más pausado y siempre me apoyó. Cuando surgió mi emprendimiento me ayudó muchísimo.

–¿Qué te enamora de él?
–Me pongo colorada. [Se ríe]. Me enamora todo, ¡me encanta! Es dulce, compañero, generoso, buen padre, buen amigo... ¡Todo! ¿Qué te voy a decir? Estoy muy enamorada y plena. No hay nadie en el mundo que me haga más feliz.


Fuente: Hola







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